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Se ha creado un lugar que permita al viajero recordar y revivir sensaciones perdidas. La armonía del blanco contribuye en este proyecto a crear ambientes sumamente delicados. Es Silente Habitación.

 

 

Se ha planteado una habitación como una gran caja blanca. Un lugar cómodo y confortable en el que entrar suponga un sosiego y una desconexión del mundo exterior. Efectos potenciados por el mismo usuario mediante la ambientación, creada a partir de un mobiliario que, sin necesidad de recurrir a diferentes variedades de estilos, cambiando tan solo los acabados o los complementos de decoración, se conseguirá un estilo totalmente diferente.

 

 

Teniendo como objetivo la intimidad del cliente, el autor Pedro Luis Rebolleda inventa un espacio polivalente marcado por un cambio en el pavimento y techo que, mediante unas guías empotradas, se desliza integrándose como parte de la propia habitación o de la terraza.

 

 

En el proyecto se ha recurrido a materiales ecológicos y a acabados duraderos de fácil mantenimiento, que no necesitan de productos químicos para su limpieza (y en el caso de tener que utilizarlos, que sean biodegradables).